Mensaje Del Presidente

Por: Richard Cohn

Hace 10 años, un joven abogado defensor el mal práctica médica, que había practicado la ley por sólo dos meses, fue invitado o el socio supervisor de su firma legal con 50 abogados a escribir una Moción Por Juicio Sumatorio. La moción debería enfocarse en la falla del demandante de entablar su queja dentro de un año después de la cirugía en su cadera derecha la cual resulto en parálisis de su pierna izquierda. Si la moción fallaba, mencionó el socio, entonces la responsabilidad por negligencia médica sería clara. La defensa usando el estatuto de limitaciones era la única esperanza de descartar el reclamo de esta claramente merecedora víctima. El joven abogado se puso a trabajar en la moción, realmente ignorante de las ramificaciones que su entrenamiento legal–ahora puesto en uso por todas las razones negativas–podría tener en la misma vida del demandante, una tierna mujer de 82 años que cualquier jurado al horario. La moción argumentaba que aún cuando el doctor tratante (ahora el acusado) persuadió a la paciente de que se iba a recuperar en el curso de un año, ella sin embargo noto su lesión desde el principio, por ello poniendo en movimiento el período de limitaciones de un año desde el momento de la cirugía.

La presentación de la moción fue la primera apariencia al corte del joven abogado. Después de una presentación oral nerviosa y extraña, la moción fue otorgada. El caso del demandante fue desechado. El abogado regresó lentamente a su oficina cercana y reportó el resultado, recibiendo alabanza abundante. El, sin embargo, no se sentía orgulloso. Nunca sonrió. Varios días después, el abogado renunció a la firma, y obtuvo un nuevo trabajo como abogado asociado en una pequeña firma legal que representaba a las personas como la anciana de 82 años a la que dañó equivocadamente sólo unos días antes.

En menos de 90 días, el joven abogado estaba sentado como segunda silla en el juicio de un complejo caso de mal práctica médica–representando a un joven que había sido cegado y resultado con daño cerebral debido a la negligencia de un anestesiólogo durante una cirugía simple de tobillo. El cliente, de veintitantos años, había sido un estudiante honorífico en la Universidad estatal de San Diego con intenciones de trabajar para recibir su posgrado en administración de negocios, y había servido como salvavidas en Huntington Beach en varios veranos anteriores. Durante el juicio el joven abogado dedicó cada minuto que tenía al caso–durmiendo menos de cuatro horas al día, y haciendo todo lo posible para ayudar (aún como segunda silla) a ganar el caso. El joven abogado sentía el más profundo sentido de responsabilidad por el hecho de que si el juicio era perdido, el futuro del cliente estaba en un sentido real de amargura. Los padres del cliente no vivirían para siempre para cuidar de él. El necesitaría cuidado, al ver que, ingreso para proporcionar sus necesidades diarias, todo esto de por vida–y se perdía el juicio, no tendrían nada más que la cuestionable asistencia gubernamental. El momento más memorable para el abogado joven durante el juicio fue cuando el cliente–un hombre virtualmente de la misma edad que el joven abogado–tomó el banquillo para testificar que la cosa que extrañaba más debido a estar ciego era el ser capaz de ver la sonrisa en la cara de sus padres. La sala del juzgado completa comenzó a llorar, incluyendo virtualmente cada jurado. Un veredicto de $3.8 millones fue el resultado.

Por supuesto, usted se habrá figurado para este punto, que el joven abogado en la historia era yo. Nunca he estado tan avergonzado como abogado como cuando la moción para juicio sumatorio fue otorgada en contra de la pobre anciana. Nunca me he sentido tan orgulloso como abogado como cuando el veredicto del jurado resulto a favor de nuestro cliente en el caso Chávez. Todo esto dentro de mis primeros meses practicando la ley.

Esta experiencia y su obvio para mí que había encontrado mi llamado como abogado demandante de juicio. La esencia de ser un abogado de juicio es el compromiso apasionado que llega con saber que está representando al cliente correcto en el lado correcto de un caso. Esto es por lo que soy un abogado de juicio. Esto es porque la asociación de abogados de juicio el condado de Orange es una organización noble se ha ganado el compromiso de mi emoción, tiempo y esfuerzo.

Me siento extremadamente honrado y humilde de tomar el liderazgo de la asociación de abogados de juicio del condado de Orange. Me siento honrado de tener la oportunidad de servir una asociación de abogados que, día con día, demuestran su compromiso inigualable a la representación y preservación de los derechos individuales y del consumidor en el sistema de justicia civil. Me siento tan humilde al encontrarme a mí mismo en esta posición de “liderazgo”, cuando existen tantos dentro de nuestra organización a quienes conozco, respecto y aún idolatro. Juntos, formaremos la agenda para el año siguiente–y nos recordaremos a nosotros mismos consistentemente de que nuestros clientes necesitan que esta organización florezca.

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