Utilizando Voir Dire Para Asegurar Un Veredicto Ganador

Por: Wylie Aitken

I.- Introducción

El abogado del juicio en tiempos modernos se encuentra asimismo en un dilema muy interesante, difícil y serio. Se están realizando más y más incursiones para limitar sustancialmente y procesalmente el papel de un abogado de juicio en voir dire, un mientras que al mismo tiempo más y más recursos son designados para manipular el público en contra del sistema de justicia civil. Por ello, la habilidad del abogado de juicio para seleccionar el jurado e imparcial está incrementada mente limitada aún cuando la necesidad de un jurado completo y robusto nunca ha sido mayor.

Mucho se ha escrito acerca de voir dire, o selección de jurado. Los artículos en este tópico generalmente siguen una de tres enfoques, o alguna combinación de los mismos. Una categoría de artículos se enfoca en la ley sustantiva que gobierna la selección del jurado, así como los procedimientos establecidos por el estatuto y la jurisprudencia. Una segunda categoría intenta analizar las actitudes de la comunidad relacionadas al servicio de jurado en sí mismo y adivinar la percepción pública y actitudes con respecto asuntos que comúnmente son manejados en juicios por jurados. La tercera categoría se enfoca en las técnicas a ser utilizadas cuando se selecciona a un jurado. Este artículo particular se enfocará primariamente en los últimos dos tópicos. En una era de “reforma de agravios” engañosa y manipuladora y la supuesta “crisis en litigación”, sin mencionar la campaña de la proposición 30, voir dire adecuado se vuelve aún más importante en los juicios de cada día. De hecho, la selección del jurado puede ser la única arma efectiva que el abogado del demandante tiene ante los “enredos” fabricados por la industria de seguros y otros y sus aliados en la media.

II. El Proceso De Selección Del Jurado

En California, “los abogados de ambas partes deberán tener el derecho de examinar, mediante cuestionamiento directo y oral, cualquiera de los jurados probables con el fin de permitir a los consejeros el ejercicio inteligente tanto de recusación sin causa y recusación por causa.” Código de procedimientos civiles de California sección 222.5. Para este fin, “el juez del caso deberá permitir examen libre y probatoria calculada para descubrir preferencias o perjuicio con respecto a las circunstancias del caso particular.” Id. Mientras que el tiempo del examen voir dire no está establecido, “tiempos límites específicos, irracionales o arbitrarios no deberán ser impuestos.” Id. Ver también, reglas de la corte en California, regla 228, la cual establece que la duración de voir dire “deberá ser dentro del límites razonables prescritos por el juez del caso a su sola discreción.” Desafortunadamente, la ley en California es a menudo dada “alabanza” judicial y es honrada más en su ruptura.

III. “Mitos” Comunes Con Respecto A La Selección Del Jurado

Para qué un abogado de juicio preserve el derecho a seleccionar un jurado imparcial y justo en el ambiente actual, el abogado deberá lidiar con y confrontar directamente algunos mitos comunes.

Mito # 1 – La Selección Del Jurado Previene Juicios Justos:

Un mito común que parece predominar en gran parte del “establecimiento” legal es que voir dire en las manos de un abogado de juicio competente no logra de hecho justicia pero meramente permite a un practicante listo el de condicionar a un grupo jurado a aceptar un resultado previo ordenado. De hecho nada podría estar más lejos de la verdad. Principalmente nosotros practicamos en lo que comúnmente es percibido como una de las áreas más, sino la más, conservadora en los Estados Unidos–condado de Orange, California. Mientras que un número de jueces de nuestra aria atentan limitar voir dire los hemos escuchado mencionar la noción de que a través de voir dire los abogados demandantes están únicamente intentando manipular al jurado de manera que otorgarán millones de dólares al demandante sin importar sus méritos. Francamente, y con todo respeto, es absurdo sugerir que un jurado en el condado de Orange podría o debería ser parcial a favor del demandante. Si tenemos la habilidad (o simplemente tenemos suerte) probablemente seremos capaces de seleccionar a un jurado que está dispuesto a ser justo a nuestros clientes, en otras palabras crear un “campo de juego nivelado”, pero sólo si se nos da la oportunidad propia de conducir un voir dire racional y razonable.

Mito # 2 – La Selección Minuciosa Del Jurado No Es Esencial Para Un Resultado Justo

Un segundo mito que hemos notado es la actitud de que un resultado mediocre que no favorece a nadie, o igualmente castiga a ambos lados, es de alguna manera igual a “justicia”. Tal actitud es manifestada en lo que menudo describimos en lecturas como el “sistema irlandés”. Hace algunos años, los autores de este artículo viajaron a Irlanda. Mientras estábamos en Dublín, tomamos la oportunidad de visitar las Cinco Cortes, la cual es la histórica corte de justicia de Dublín. Como por suerte irlandesa, fuimos capaces de observar las etapas de apertura de un juicio por lesión personal. En un método que habría complacido a muchos miembros actuales de la banca de juicio, la selección del jurado no tomó más de 15 minutos. No había voir dire de jurados, ni por el juez y ciertamente no por los abogados. Cada uno de los abogados (o, de manera más exacta, barristas) fueron únicamente presentados con una lista de nombres y direcciones de los jurados prospectivos y, con poca o ninguna información, seleccionaron a los 12 jurados que habrían de escuchar el caso.

Intrigados por el procedimiento, nos aproximamos al Barrista del demandante en el primer descanso. Nosotros preguntamos por qué no se habían hecho preguntas a los jurados, y se nos informó que el cuestionamiento de los jurados estaba prohibido por ley. También le preguntamos cómo sentían que un jurado justo podría ser seleccionado con tan poca información. Aún en las jurisdicciones más restrictivas en los Estados Unidos, uno sería normalmente al menos informado de la ocupación de los jurados, la ocupación de sus esposos y otra información de referencia mínima. También le preguntamos al abogado si no era posible que ciertos jurados de los que había seleccionado a favor del demandante pudieran ser ajustadores de reclamos o supervisores para las compañías de seguros locales u otro tipo de individuos que claramente no tendrían una mente abierta en este tipo de asuntos.

El barrista, en su acento irlandés, rápidamente reconoció que era ciertamente posible que se seleccionaran a jurados orientados hacia la defensa; sin embargo, era igualmente posible un que los jurados seleccionados fueran individuos que estuvieran total y exclusivamente predispuestos a fallar en favor del demandante. El también un rápidamente nos aseguró que la justicia en el sistema general ultimadamente prevalecía puesto que él, en el curso de su carrera, había perdido muchos casos que debería haber ganado, pero había ganado muchos casos que debería haber perdido. Por ello, todo había sido “balanceado” a largo plazo.

Esto, por supuesto, puede ser verdadero para el sistema y para los abogados, pero ciertamente no era verdadero para los individuos litigantes que son el corazón del sistema y la razón por la cual el sistema existe. No puede ser ningún consuelo para aquellos demandantes cuyos reclamos meritorios fueron injustamente rechazados que un acusado inocente posterior iba a ser castigado con una decisión por daños inmensa en el caso de alguien más. Desafortunadamente, hemos encontrado esta actitud grandemente prevaleciente en este país, donde la gente confunde un sistema que es igualmente injusto con un sistema que es verdaderamente justo.

Mito # 3 – El Juez Es La Solución

Un tercer “mito” que encontramos a menudo es el de que el juez del caso debería conducir un voir dire (opuesto a poner control razonable en su lugar). El argumento no está basado necesariamente en la habilidad del jurista para escoger efectivamente un jurado, pero en la posición “objetiva” del juez en la litigación. La lógica fallida es que un examinador imparcial (asumiendo que dicha criatura existe) por su propia naturaleza seleccionar a un jurado imparcial. Aunque la técnica sin ideales debe ciertamente ser desalentada, los ideales sin técnica son igualmente peligrosos. Recordamos la historia contada por un actual Juez Federal quien, previo a su elevación, era un destacado abogado de juicio. Poco después de completar uno de sus últimos juicios el cual manejo como abogado, el se encontró con el juez del caso en un evento en un bar local. Este juez del caso se quejo que el abogado opositor había conducido lo que el juez percibía como el peor voir dire que él había visto. El ahora Juez Federal menciono que había sido un desempeño muy pobre y, de hecho, era casi tan malo como el mejor voir dire que él hubiera escuchado conducido por un juez.

En nuestra opinión, y como ilustra la anterior historia, no es ni prudente ni justo el confiar la selección del jurado solamente al juez del caso. Dependiendo de las circunstancias, el juez puede no tener ni la disposición ni los antecedentes para discernir a los jurados parciales. En todos los casos, el juez no tendrá un dominio fuerte en los matices factuales del caso en particular, al menos en comparación con los abogados del caso quienes han vivido con el asunto por meses o incluso años. Esto no quiere decir que el voir dire judicial no es de ayuda; al contrario, la autoridad que el juez del caso representa ante los jurados puede ser invaluable en promover respuestas verdaderas y cuestionamiento de tópicos sensitivos. Nuestro punto es que cualquier sistema que descansa únicamente en el juez para conducir la selección del jurado está destinado a ser inadecuado, y fuerza al abogado de juicio a confiar en “la suerte del irlandés”. Para que no sea percibido que el autor es éticamente insensible a los Irlandeses, me apego a mi herencia Católica.

Mito # 4 – La Selección Del Jurado Consume Demasiado Tiempo

Este “mito” no es realmente merecedor de una respuesta puesto que la justicia siempre consume tiempo. Un abogado de juicio, sin embargo, debe estar preparado para enfrentar todos estos mitos con el fin de asegurar la selección correcta del jurado para su cliente.

IV.- La Aproximación “Legal y Filosófica” a la Selección del Jurado

La mayoría de los casos llegan a juicio por que los abogados opositores y sus clientes ven el mismo grupo de hechos de manera diferente. Hemos encontrado que esta observación describe adecuadamente algunos de los más grandes juicios que hemos conducido en los últimos años. La cuestión es entonces, ¿Como puede uno identificar a los jurados prospectivos que son sensibles a la “filosofía” de los abogados del caso y dispuestos a seguir la ley y los hechos que la soportan?

Primero, se debe tener fe en su propia posición y una fe en que un jurado objetivo aceptara esa posición. En otras palabras, si usted mismo no comparte el compromiso y entiende la filosofía detrás de las razones por las cuales debe prevalecer, usted será un vendedor pobre en pasar el mensaje y un comprador pobre al seleccionar la audiencia apropiada para recibir el mensaje. Para ilustrar nuestro punto, ejemplificaremos con los hechos de un caso que hemos completado recientemente.

Los hechos son los siguientes: el demandante, un estudiante universitario de 20 años, y la acusada, una mujer también de 20 años, eran ambos ocupantes en un vehículo que estuvo involucrado en una colisión lateral. Previo a la colisión, ellos habían bebido cerveza que habían robado de una tienda, y las pruebas sanguíneas posteriores indicaron que ambos estaban legalmente intoxicados al momento que la colisión ocurrió. El demandante y la demandada viajaban en el auto del demandante, una camioneta Chevrolet Blazer cuando se pasaron una luz roja y fueron embestidos por un auto que transitaba con el derecho de la luz verde. El demandante fue parcialmente lanzado por la ventana del lado del pasajero, y su cabeza y hombros fueron atrapados entre el suelo y la camioneta cuando esta se volcó hacia el lado del pasajero.

Ni la acusada un el demandante recordaban los detalles del accidente en sí. Mientras que inicialmente negaron cualquier conocimiento sobre quien estaba manejando al ser inicialmente cuestionados por los policías investigadores, la demandada declaro que el demandante era el conductor cuando se vio bajo la amenaza de arresto. La demandada después declaro que ella y el demandante se encontraban de regreso de una compra fallida de cocaína cuando el accidente ocurrió. Como resultado de sus lesiones, el demandante no tenia recolección de los hechos y el y su familia inicialmente aceptaron el papel del demandante como conductor.

La evidencia indico que el demandante no estaba usando el cinturón de seguridad al momento de la colisión, lo cual fue un punto no discutido en el juicio. El demandante corto parcialmente su medula espinal al nivel de c4-5, y es cuadripléjico con infecciones urinarias constantes y es incapaz de cuidar de sí mismo.

El hecho factual acaloradamente discutido en el juicio fue la identidad del conductor. La presentación de hechos del demandante fue aceptada, el seria identificado como el pasajero en el vehículo que se pasó la luz roja. Ahora legalmente, si el demandante gravemente lesionado era el pasajero en su propio vehículo al momento que el conductor se paso la luz roja, el demandante aun seria merecedor a una recuperación sustancial sin importar el hecho de su negligencia comparativa significante. California es una jurisdicción de negligencia comparativa “pura”; en otras palabras, el demandante tendrá derecho a recibir el porcentaje de sus lesiones generales causadas por la negligencia del demandado, aun si el demandante fue encontrado como responsable de una mayor parte de la culpa que el demandado. El peso del demandante fue incrementado por el hecho de que sufrió pérdida de memoria que comenzó poco después de robar la cerveza y no pudo testificar quien conducía el vehículo, y que toda la evidencia del demandante era circunstancial.

El aspecto “filosófico” y legal más profundo, concierne al concepto de negligencia comparativa. Durante la preparación para este juicio particular, presentamos el escenario frente a un grupo de enfoque informal compuesto de nuestros amigos, familiares y colegas. Aunque el punto evidencial principal concernía a la identidad del conductor, se hizo evidente en nuestras discusiones que existía una reluctancia “filosófica” real en mucha gente de otorgar danos al demandante sin importar quien conducía. Mirándolo desde el mejor escenario para el demandante, el había resultado lesionado debido a la negligencia de una conocida manejando su auto después que el negligentemente le confió el vehículo, después de que ambos se involucraron en el consumo de alcohol como menores, y después de que robaron la cerveza que tomaron. La acusada testifico que por la insistencia única del demandante pretendían obtener cocaína esa tarde. Las lesiones discapacitantes del demandante fueron el resultado en parte de su falla al usar el cinturón de seguridad. De hecho, el demandante participo activamente en cada acto negligente que llevo al accidente, excepto el conducir físicamente el vehículo y pasarse la luz roja. A la luz de este escenario de hechos, muchos de nuestros miembros en el grupo de enfoque mencionaron que ellos no otorgarían danos para el demandante sin importar quien conducía el auto. En un contexto de juicio, el jurado podía llegar a este resultado al encontrar que el demandante era abrumadoramente la causa de sus propias lesiones (al encontrarlo 95% comparativamente negligente, o algo similar), o sosteniendo que la negligencia del demandado al pasarse la luz roja no fue la causa legal de sus lesiones. Por supuesto, un jurado inclinado de esta manera no daría crédito a ninguna de la evidencia del demandante de que él era de hecho el pasajero.

Los factores que teníamos que enfrentar eran numerosos, pero los más importantes incluían: amigo V amigo, una mujer manejando el vehículo de un hombre, el robo del alcohol, consumo de alcohol de menores, y el intento de comprar cocaína. Ciertos asuntos que están siempre presentes en una demanda que fueron particularmente difíciles bajo estos hechos incluyeron el costo de seguros, actitudes con respecto a demandas y la importancia de la responsabilidad individual. Armados con nuestro propio sentido común y el conocimiento adquirido a través de nuestro grupo informal, supimos que teníamos que encontrar jurados que aceptarían “filosóficamente” que el peso de la prueba en un caso civil, jurados que aplicarían en concepto de negligencia comparativa en tales hechos emotivos, y jurados que aceptarían la evidencia circunstancial del demandante con respecto a quien estaba manejando a pesar de la incapacidad del demandante de testificar quien estaba manejando el vehículo.

Desde un punto de vista puramente legal, si de hecho el jurado concluiría objetivamente que la evidencia prepondero a favor del demandante paralizado, el tendría derecho a una compensación sustancial. Pero ¿Cuál es el punto de vista en el mundo real? Esta era la esencia de la “filosofía” litigada y esta es la esencia de lo que el abogado litigante de este joven debería llevar al juzgado, un compromiso fuerte y creencia en justicia de lo que se está buscando y la habilidad de hacer el mensaje claro, entendible y degustable para el sentido de justicia del jurado. Esta historia está siendo repetida en forma menos dramática en juzgados a través de los Estados Unidos.

En el tablero expuesto frente al jurado, además de toda la información general de antecedentes normalmente buscada, el juez incluyo lo que el percibía como factores clave dentro de los parámetros de los hechos del caso. Estos factores incluyeron: DEMANDAS, QUADRIPLEJIA, DUI (“conducir bajo la influencia”), ACCIDENTE DE AUTO, CONSUMO DE ALCOHOL POR MENORES, COCAINA. Ultimadamente, el juez nos permitió crear una columna corolaria enlistando: “JUVENTUD”, “UNA NOCHE”, “ESTUDIANTES UNIVESITARIOS”, “PERDIDA DE LA MEMORIA”, “RESPONSABILIDAD COMPARTIDA”. (Desafortunadamente no pudimos convencer al juez de permitirnos poner la frase “AQUEL QUE ESTE LIBRE DE PECADO QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA”), aunque esta fue claramente una de las “filosofías” del caso.

Ahora, ¿Qué nos dicen estas frases clave acerca de este caso, como manejarlo y como lograr un resultado favorable consistente con la ley? Como recordara nuestra selección del jurado estaba establecida contra un escenario en donde amigos y compañeros abogados nos estaban diciendo que ciertos individuos no creerían en negligencia comparativa aun si era justificada, y se rehusarían directamente a llegar a un veredicto a favor del demandante. Desde nuestro punto de vista, sentimos que teníamos que ayudar a este jurado a entender que mucha de la mala conducta percibida fue singular y limitada y una conducta en la cual muchos de ellos se han involucrado cuando más jóvenes (excluyendo cocaína). Necesitábamos ser permitidos de preguntar al jurado si ellos habían hecho algo de lo que se habían arrepentido entre la edad de 18 a 21 años, y si ellos alguna vez se habían involucrado en el consumo de alcohol cuando eran menores de edad. Teníamos que persuadirlos que para entender y (en algún grado) perdonar una tarde singular de indiscreción no significaba condonar dicha conducta o de alguna manera rechazar lo que entonces ellos percibían como su fuerte sistema de valores actual.

Con el fin de lograr tal resultado era obvio que necesitábamos padres en el jurado, padres que habían criado hijos propios, padres que recordaban cuando fueron niños y adultos jóvenes. Queríamos un jurado inteligente, (francamente yo creo que siempre queremos un jurado inteligente), y queríamos un jurado primariamente femenino. Por supuesto, queríamos alejarnos de otro tipo de jurados, tales como ingenieros, quienes a menudo llenan el papel de buenos padres, pero tienden a demandar un peso de la prueba más alto que el demandado por la ley, y por cierto un peso más alto del que se podía alcanzar en esta situación.

Rápidamente concordamos con todos los jurados que el uso de drogas y beber alcohol en menores de edad es ilegal y erróneo, y de ninguna manera lo condonamos, particularmente los padres de nuestro cliente y el mismo. La discusión de estos asuntos, sin embargo, permitió al jurado estar de acuerdo en que mirarían mas allá de los aspectos desagradables de este asunto y se concentrarían en otros asuntos legales relevantes – particularmente quién estaba manejando el coche. De hecho, para cuando el juicio comenzó, sentimos que los aspectos de consumo de alcohol y drogas se habían discutido tan profundamente en la etapa de voir dire que el valor de impacto había sido disipado y el jurado estaba menos interesado en los esfuerzos de la defensa de señalar, sutilmente o de otra manera, estos factores durante el juicio.

Nuestros “encabezados en contra” nos permitieron discutir muchos de los mismos asuntos, pero en nuestros propios términos. “JUVENTUD” nos permitió explorar el hecho de que muchos de nosotros somos culpables de indiscreciones de juventud que son de naturaleza singular y temporal. Deliberadamente evitamos el uso de la palabra “inmadurez” porque el término denota “Falla’ y no es meramente reflejante de la edad. UNA NOCHE re-enfatizo el tema de un acto singular en una noche singular. ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS tuvo el mismo efecto, así como enfatizar el hecho de que estamos hablando de un demandante que podría haber sido el hijo de cualquiera de los jurados potenciales de las comunidades afluentes del condado de Orange. PERDIDA DE LA MEMORIA pretendía hacer al jurado saber desde el principio que nos encontrábamos en desventaja puesto que nuestro cliente no tenía memoria de las horas anteriores al incidente y no podía defenderse de la versión de la demandada en cuanto a lo que ocurrió durante la mayor parte de la tarde. El termino RESPONSABILIDAD COMPARTIDA involucro el concepto de negligencia comparativa, y de hecho fue la clave para este caso. En un sentido, “responsabilidad compartida” es el otro lado de la moneda de “negligencia comparativa”. Nuestra habilidad para definir y avanzar este concepto fue probablemente el factor singular más importante en el juicio. Negligencia comparativa únicamente señala que usted fue culpable y alguien más puede haber sido culpable también. La gente en nuestra sociedad actual, sin embargo, ha sido condicionada a demandar “responsabilidad”. RESPONSABILIDAD COMPARTIDA encapsula el concepto de que ambos demandante y demandado cargan un porcentaje de culpa por las lesiones del demandante, y la responsabilidad por los daños deberá des asesada consecuentemente. A través del uso de esta frase, fuimos capaces desde el mismo principio, de reconocer que el demandante estaba dispuesto y era capaz (de hecho ansioso) e aceptar su porcentaje de la culpa por las actividades de esa tarde. Desde el comienzo de la selección del jurado, enfatizamos que no estábamos alejándonos de la responsabilidad del demandante. Incluso hicimos que el demandante testificara que el reconocía que era culpable, y que en gran medida los eventos de la tarde en cuestión eran su culpa y que el aceptaba responsabilidad total por su conducta. Para nuestra sorpresa (bueno, no realmente), y para la sorpresa del Juez, el abogado de la defensa objeto la admisión de responsabilidad de nuestro cliente. Aunque no existía base legal para la objeción, claramente el abogado entendió que esta aceptación de responsabilidad debilito grandemente su actitud “toma notas”. Al aceptar lo obvio (es decir la propia culpa del demandante), pensamos que ganamos la credibilidad del jurado que comparo favorablemente con la posición de “no aceptamos ninguna culpa” del a defensa.

¿Qué aprendimos antes de ejercer nuestra primera recusación sin causa después de esta discusión gratuita, abierta y animada? Aprendimos mucho y tal aprendizaje fue absolutamente esencial para dar a nuestro cliente cualquier oportunidad, y enfatizo cualquier oportunidad, de recibir un veredicto.

Ultimadamente el jurado después de un largo y acaloradamente discutido juicio (y a veces amargo pero justo) concluyo que el joven, el demandante, era en verdad el pasajero en el vehículo y determinaron igual responsabilidad entre las dos partes permitiendo que el joven recuperara 50% de todos sus daños, tanto especiales como generales.

V. Conclusión

Utilizando un término popular y usado a menudo, ¿Cuál es el “mensaje” de este articulo? Es muy simple. Aunque los tiempos cambias, la tecnología se expande y los Estados Unidos están a la orilla de un nuevo milenio, la gente permanece fundamentalmente justa. Permanece humana. A pesar de la embestida de la publicidad, las influencias externas extrañas que impulsas intereses especiales y sus agendas, y que impulsan procedimiento sobre sustancia para promover nociones mal concebidas de eficiencia, los jurados continúan produciendo resultados primariamente justos y equitativos. Pero solamente si el consejo de juicio, consejo en ambos lados con un árbitro justo (el Juez) son permitidos de “abordar” a los jurados prospectivos. Cualquier caso que deba ser ganado, será ganado, aun en estos tiempos, pero solo bajo un sistema que aprecia la justicia “individual”, tiene jueces que aprecian la importancia del sistema, y se dan cuenta que la justicia comienza, y muy a menudo termina con la selección del jurado.

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